CRIPTOMONEDAS EN AMÉRICA LATINA: GOBIERNOS, EMPRESAS Y CIUDADANOS
Con más de una década en el sistema financiero, el uso de criptomonedas se ha generalizado a nivel global y, especialmente, en Latinoamérica. Aquí, cada sector ha abrazado el proyecto por diferentes razones e intereses.
Las personas (de las que cerca del 18% en Venezuela, 17% en Brasil, 15% en Colombia y 13% en Argentina y México poseen alguna moneda digital según Statia) las ven como un medio para esquivar la inflación y mantener el valor de su patrimonio. Algunos, para negociar y especular.
Las empresas, como una fórmula para ampliar el negocio y la clientela en el continente; por ejemplo, plataformas como Phemex, Binance y Coinbase quieren atraer nuevos inversionistas. Y otras, como Mercado Libre, planean regalarlos como nuevo formato de recompensas a los clientes.
Por su parte, los gobiernos locales consideran que son activos financieros digitales y se deben pagar impuestos por ellos. Algo que les cae como anillo al dedo, pues las arcas nacionales siguen golpeadas por la pandemia.
Sin embargo, a largo plazo, las ven como un sistema para emitir sus propias monedas digitales para reemplazar el dinero físico, facilitando el seguimiento de transacciones y reduciendo la evasión de impuestos de los grandes capitales.